lunes, 17 de septiembre de 2007

"La pequeña Escocia"...


...es lo que le venía diciendo hoy a mi madre en el coche al llegar al valle en donde vivimos. Ya rozaban las ocho y media (de la tarde):

- ¿Eh?

- Digo que nuestro valle parece Escocia en pequeño, ¡jajaja!

- ¿Y eso?

- Hombre... fíjate cómo llueve, y lo verde que está todo. Además, con las casitas de piedra por aquí y por allá...

Pues sí, colegas, el valle parecía sacado de un anuncio de whisky de esos que salen en las revistas del National Geographic. Veníamos a casa cansadas pero relativamente contentas, como siempre cuando estamos contentas... Llegábamos de Donosti, adorada ciudad de mi primera época de estudiante en donde pasé cuatro añitos, ni más ni menos que desde los diecisiete hasta los veintiuno, justo cuando se sale del cascarón, o al menos en mi caso. Pues bien, la tutora de mi rpoyecto fin de carrera me había dado buenas noticias con respecto a la fecha de presentación del trabajo, el cual será, por fin, en febrero. Por eso volvíamos, ejem, contentas.

Se puso a llover nada más salir por la puerta de Miramar, ese majestuoso palacio en donde se instaló el maravilloso conservatorio al que asistí aquellos años. Tanto recuerdos volvían al cabo de poco más de un año... aún seguía en el ambiente el peculiar holor dulzón del exuberante jardín de estilo inglés que rodea el palacio, la humedad que se puede cortar con un cuchillo...sin hablar de las vistas al mar, que a veces me hacían perder la cabeza cuando miraba por la ventana en clase.

Es curioso cómo se pueden relacionar los recuerdos de la presencia física con sensaciones, pero sensaciones como un sabor, un holor, una mirada, un sentimiento de alegría o de angustia... o un sonido. Conozco todos y cada uno de los recovecos de Donosti, y cada vez que los recorro me acude a la mente una sensación distinta asociada a un recuerdo, pero lo único que me hace recordar Donosti cuando no estoy allí es la música. A veces me lo recuerda una melodía desconocida haciéndome un inesperado regalo... otras veces, Berri Txarrak, otras Manowar, otras Boikot, otras Coltraine... cada canción, un recuerdo; cada recuerdo, Donosti y la gente que allí dejé, cada sensación...la música es para mí como un archivo de memoria; visto así, tengo ventaja sobre el resto de los mortales: puedo almacenar mi memoria en "cedés", ¡jaja!

Por eso se me hizo peculiarmente raro el viaje de vuelta de hoy; iba en el coche con mi madre escuchando rancheras a todo trapo, y reparando en las letras no pude evitar volver a acordarme de él, aquel ángel de ojitos azules; pero lo que en sus pupilas parecía un mar, resultó ser una piscina de medio metro si llega. Y al llegar al valle y decirle a mi madre que aquello parecía mini-Escocia, me dijo "Ay, ¿qué fue de aquel cedé de música escocesa? Te lo regaló aquel chico...¿te sigues acordando de él?"

1 comentario:

Lord Markthur dijo...

No tengo ni idea de como será escocia (bueno sí, lo que nos enseñan por la tele...), pero sí tengo idea de son los escoceses. Tuve la suerte de conocer a muchos en los variados festivales intercélticos a los que acudí en calidad de gaitero... Son unos juerguistas, unos jefes y algunos especialmente unos sobraos!! ¿Sobrao? ¿Qué es eso? Os lo cuento en mi blog. Si os interesa...